Pirulí es un zorrito muy querido y mimado por sus padres, Ramón y Roberta. El excesivo celo de su madre hace que se pase la vida encerrado en casa, sin poder jugar con los demás zorritos y sin conocer la ciudad. Pero un buen día, convence a sus padres y logra que su madre lo lleve de compras, con tan mala fortuna que se pierde. La madre, desesperada, pide ayuda a todos los animales que encuentra, pero ninguno ha visto a un zorrito con las fabulosas características que ella describe. Por fin, la sabia tortuga le indica dónde ha visto un vulgar zorrito triste y lloroso. Roberta duda de que ése sea su hijo, pero va a comprobarlo y encuentra a Pirulí. Con gran alegría regresan a casa, donde los espera el padre, preocupado por la tardanza.