Rose Howard está obsesionada con los homónimos. Le fascina que su nombre tenga un homónimo -en realidad, un homófono- y, a propósito, le da a su perra un nombre con dos homónimos: Rain (Rein, Reign). Esto, según las reglas de Rose sobre los homónimos, es muy especial. No todo el mundo entiende las obsesiones de Rose, ni sus reglas, ni muchas de las otras cosas que la hacen diferente. No lo entienden ni sus maestros, ni los otros niños, ni su padre que la ha criado él solo.
Cuando una tormenta azota su pueblo, los ríos se desbordan inundando los caminos y Rain se pierde, el padre de Rose sabe que no debería haber permitido que la perra saliera. Ahora Rose tiene que encontrarla, aunque ello implique dejar de lado su rutina y los lugares seguros a los que pueda volver.