Roberto se enfrenta a la perspectiva de un verano bastante peculiar. Su
madre ha decidido que pasen juntos las vacaciones en Amsterdam y que al
mismo tiempo él aproveche para perfeccionar sus conocimientos de...
inglés. La pregunta del millón para Roberto es ¿qué hago yo en Amsterdam
con mi madre y aprendiendo inglés? Quizá
por eso decide comenzar un diario porque según dicen escribir es un
buen procedimiento para combatir la perplejidad. Pronto la reticencia
inicial de Roberto cede ante la fascinación del descubrimiento de una
realidad nueva. De la mano de su profesora de inglés Shanti y del
diálogo íntimo con Ana Frank cuyo famoso diario lee con avidez inicia un
recorrido por la geografía y la historia de Holanda y Amsterdam que se
convierte en una alegoría de su propia evolución personal. Este viaje
interior le servirá para madurar y tomar conciencia de algunas actitudes
desconcertantes e inverosímiles pero terriblemente arraigadas de los
unos frente a los otros. Bicicletas blancas es un alegato en favor de la
tolerancia y del respeto entre los seres humanos de cualquier
condición. Pero por encima de todo es un homenaje a Ana Frank por la
lucidez y la entereza con la que supo afrontar la vida y el odio de
algunos de sus semejantes.
Web de Marisa López Soria
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