Todas las noches antes de acostarse, el abuelo se sienta sobre la cama, abre su cofre de madera y mira las cosas que hay dentro. Luego, lo cierra y vuelve a ponerlo en su sitio. Me gusta observarlo, en silencio, desde la puerta. Nunca lo he interrumpido. Pero me intriga mucho lo que el abuelo guarda con tanto interés.
Por eso, y porque creía que el abuelo no estaba, he
cogido el cofre para tocarlo y ver si podía adivinar lo que contenía. ¿Qué guardará aquí dentro? Y en ese momento apareció el abuelo...
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