jueves, 14 de septiembre de 2017


Zulaimar no logró que ninguna de sus amigas le prestase a su abuelo. Entonces, dando un nuevo uso a objetos que tenía a su alrededor, decidió construirse uno. Su invento no funcionó a la primera, fueron necesarios algunos retoques, pero al final, convirtió su deseo en realidad. No todos los niños pueden disfrutar de la presencia de un abuelo cerca con el que compartir juegos, abrazos, experiencias… Eso es lo que le sucede a Zulaimar pero, lejos de amedrentarse, la pequeña de esta historia echa mano de su ingenio y transforma la ausencia en terreno fértil de donde surgen la creación y la dulzura.

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