Emma tiene hambre y roba una galleta. No tiene mal sabor, pero es una galleta para perros. La vecina le dice que se convertirá en un perro y hará «guau guau». Emma empieza a notar la transformación y termina asustándose... Lleno de humor y fantasía, este inteligente cuento muestra cómo las palabras irreflexivas de un adulto pueden encender la imaginación de un niño o niña con resultados dudosos.
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