Para Amara
lo mejor de las vacaciones veraniegas es pasarlas junto a su inseparable
amiga Isabel en Villaluna la nueva, un apacible pueblo de pescadores.
Juntas deciden adecentar un viejo bote encaramado en las frondosas ramas
de un vetusto árbol situado en el jardín de la casa en la que veranean,
y convertirlo en su cabaña. Así, el viejo bote Róbinson se convertirá
en la nueva sede de su club, y a bordo de él emprenderán nuevas y
arriesgadas aventuras en busca de grandes tesoros. Ambas contarán con la
inestimable ayuda de Matías, un chico huérfano experto en historias de
contrabandistas, y de la perra "China" siempre dispuesta a ayudarlas en
momentos de peligro, que los habrá. Ana Rossetti se convierte de este
modo en autora de la cada vez más interesante colección Alfaguay, si
bien las ilustraciones de Cristina Minguillón no acaban de estar a la
altura.
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