Miffy es una conejita blanca con un vestido rojo que nos muestra algunas situaciones cotidianas. En este libro alguien nos cuenta lo que hace Miffy en su casa. Riega las plantas, ayuda a tender la ropa, ordena su habitación, ayuda a hacer la compra y se come el pastel que ha cocinado su mamá.
Es un libro de apenas dieciséis escenas en ocho páginas de cartón, ideal para los primerísimos lectores que todavía no saben pasar las hojas, pero que aprecian un libro donde reconocen algunos objetos de su mundo cotidiano. Miffy no tiene expresión y los colores son planos y muy fuertes, contrastando con el perfil negro de las figuras. Es como un alfabeto de objetos, todo muy simple, casi de diseño, pictogramas listos para ser reconocidos. Dick Bruna utiliza siempre los mismos colores: rojo, azul, amarillo, blanco y verde.
El argumento es sencillo y tal vez en eso radica el éxito de esta serie de más de treinta títulos. Una fiesta de cumpleaños, un viaje al parque, o la escuela recuerdan que Miffy nació cuando el autor le contaba a su hijo un cuento cada noche con un conejito como protagonista.
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