La señora Bartolotti, personaje que parece sacado de “Amelie”, es una madre recién estrenada que no cumple horarios, da de comer a su nuevo hijo lo que se le ocurre, prefiere improvisar, en numerosas ocasiones no sabe que responder ante cuestiones que se le plantea mostrando sus dudas e, incluso, aprende y mejora con las recomendaciones que Konrad le hace. En cambio, su amigo, el farmacéutico Egon, hombre de ciencias, es estricto, confiado, todo se regula y nada surge, prefiere la seguridad de los horarios y de lo correcto. Entre ambos, Konrad se debatirá para ir descubriendo que la realidad es mucho más compleja de lo que le han enseñado, que los sentimientos forman parte de la naturaleza humana, que la amistad es maravillosa y que, una pequeña mentira, en ocasiones, puede llegar a ser más recomendable que la sinceridad
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