De mayor, Felicidad quiere ser guardabosques. Tiene el mejor maestro: Marcial, un viejo leñador que le cuenta las aventuras que ha vivido entre las secuoyas de Canadá y los pinos de Piñares. Cómo no maravillarse si le habla de ardillas voladoras, picapinos que se dan baños de nieve, osos feroces y urracas parlanchinas que no saben decir no a una buena tortilla de patatas.
Un canto a la naturaleza y una historia de esperanza e ilusión sobre aquellos que nunca se dan por vencidos.
XXIV Premio de Literatura Infantil Ala Delta, 2013.
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