En esta divertida versión del cuento tradicional, ocurre una genial inversión de personajes: esta vez, el malvado es un cochino feroz que sopla y resopla hasta derribar las casas de tres lobitos, recurriendo a medidas drásticas cuando la cosa se pone difícil. Pero como en los buenos cuentos debe haber un final feliz, aquí la belleza puede más que la fuerza bruta.
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