Los bostezos aparecen cuando menos lo esperas. Estás
tan tranquilo, construyendo la torre de bloques más alta del mundo, o
disfrazando al gato y, de repente, estiras los brazos, los ojos se te
cierran, la boca se te abre de par en par y sale un bostezo. Y de golpe y
porrazo, ¡te mandan a tu cuarto a ponerte el pijama! Una historia
divertida y contagiosa en la que el narrador advierte a los lectores de
los peligros de ponerse a bostezar por la noche…, sobre todo porque te
pueden mandar a la cama.
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