El enigma de Akenatón

Un terremoto en el desierto deja a la intemperie la clave de un enigma. Se suceden extrañas coincidencias. Algo cae en las manos equivocadas. Dos hermanos mellizos descubren que su naturaleza encierra poderes asombrosos que alguien debe enseñarles a dominar. No hay tiempo que perder y hay mucho juego. Egipto les espera. Guía de actividades del libro

La estrella de siete puntas

Nicolás Guzmán, un chico de once años, ve una noche una extraña luz caer sobre su ciudad, pero piensa que todo ha sido un sueño. A la mañana siguiente encuentra una curiosa bola que se comporta de forma alarmante. Todo parece empezar a cobrar sentido cuando en el colegio conoce a unos estudiantes y un profesor mexicanos que vienen de intercambio. Una historia llena de suspense en la que los protagonistas experimentan el valor de la amistad y el descubrimiento de que nada es lo que parece.

Yo vivía en el fin del mundo

Premiado en el II Concurso Internacional de Álbum Ilustrado Biblioteca Insular Cabildo de Canarias. El texto se ciñe al arranque de un viaje iniciático, una llamada y un canto a la imaginación, al deseo de conocer y saber, de crecer y de soñar con otros mundo posibles y de descubrirlos personalmente. Los mitos y las leyendas universales sobre los monstruos que pueblan el mar proceloso se hacen presentes en esta historia marinera y muy gallega: "fin del mundo" es finis terrae: Finisterre, marinos y emigrantes que han mirado al Atlántico desde tiempos inmemoriales.

El niño que no quería dormir

Un niño no quiere ir a dormir y se va con su cochecito hacia un país donde hay tigres cansados, soldaditos de plomo y otros juguetes que tienen mucho sueño.... Luego va a ver a la luna, pero también se está durmiendo. Sí, todos están durmiendo, menos la mamá, que está buscando a su niño para ir a la cama... A partir de 4 años.

Mi cuerpo

En tus manos, un regalo. En manos de otro, una sonrisa. Una simpática colección de libritos para los peques en la que se les presenta, se les enseña y sorprende. Ideal para primeros lectores