viernes, 8 de noviembre de 2019

Los libros errantes


Tomando como hilo conductor a un joven lector y a Peter Kein, el protagonista de Auto de fe, Felipe Benítez Reyes nos transporta a través de la historia de la escritura, desde los egipcios a las quemas públicas del Tercer Reich, y nos muestra, gracias a un conjunto de datos y anécdotas interesantes, la trascendencia, naturalidad y significación del acto de la lectura para la existencia humana.


Ludwig y Frank


Ludwig nace en un castillo en el corazón de Alemania. Es un niño sano e inteligente. Pero nace con un defecto físico y sus padres quieren protegerlo del mundo. Pero el mundo a veces se cuela sin permiso y cambia el destino de la gente. Y muy lejos de allí, en Londres, vive Frank. Su padre repara Underwoods, las famosas (y olvidadas) máquinas de escribir y, por lo tanto, es pobre. Frank es muy listo y sabe que el destino no es un camino en línea recta. Pero no sospecha que el suyo se esconde detrás de un premio de un programa de radio. Ludwig y Frank representan dos vidas muy diferentes. Tanto, que tienen mucho en común...

¿Quién recoge las cacas del perro?


Pablo y su padre quieren tener un perro, pero no están dispuestos a limpiar sus cacas. Sin embargo, tienen que elegir entre la responsabilidad o la indiferencia del animal.


Verlioka


El terrible gigante Verlioka raptó a las nietas del campesino y quiso aplastar a su mujer. Entonces, el abuelo decidió ajustarle las cuentas. Por el camino se encontró una oca sin cola, un perro mil razas y un burro sin rabo; y todos juntos fueron a darle su merecido al gigante. La estructura de la historia se corresponde con el esquema del cuento maravilloso ruso que apuntaba Vladimir Propp. Verlioka es un ejercicio de estilo, regido por normas y reglas arquetípicas; pero esta versión literaria toma prestado un punto de partida de la tradición oral para crear la trama narrativa.

Los animales y los humanos colaboran, enfrentándose a las adversidades para superarlas y obtener finalmente la victoria. En otras versiones de Verlioka, las ayudas vienen ofrecidas por elementos que van apareciendo en el camino del abuelo (cuerda, molino de agua, horno, bellota…); objetos mágicos ligados a la cultura del pueblo ruso. Con ánimo de ofrecer una estructura nueva para hacer memorable al terrorífico gigante, la autora opta en esta versión por la colaboración de los animales. La transformación de los animales (pueden hablar, ayudar, dar consejos) hace que se conviertan en eternos compañeros que proporcionan tranquilidad, compañía y alivio de temores para los más pequeños.

Detrás de las fuerzas adversas del gigante, existe el mundo benigno del hombre que, acompañado por sus astutos e ingeniosos amigos, triunfará definitivamente sobre el maléfico gigante. Las ilustraciones juegan con el carácter hiperbólico de los personajes, incidiendo en el sentido humorístico del cuento. Con un universo de colores intensos, Sergio Mora ofrece un ambiente que evoca los libros antiguos y las estampas de época, a través del craquelado de la imagen.

Formas


Un divertido libro con llamativas ilustraciones y espectaculares relieves para que el niño disfrute a la vez que aprende a reconocer las formas.